Amor...
No encontré otra palabra que, para empezar, resumiera lo que estoy sintiendo.
Todo empezó una tarde,
un aburrido lunes cualquiera,
me rehusé a seguir mi rutina,
y allé estuvimos tú, mi amiga y yo.
Compartimos espumosas, palabras y un café.
La química se tomó su tiempo,
pero la simpatía mutua no se hizo esperar.
Te miraba y me decía:
"Dios, siento que me gusta."
"¿Qué te pasa sacerdotiza? ¡Apenas lo estás conociendo!"
me repetía...
Por unos minutos pensé que sería una sensación momentánea,
me autoconvencía de que serías uno más de esos que uno conoce,
y todo queda en nada,
porque "Solo le caíste bien, no más",
me recordaba irónicamente...
Hasta que por movimientos involuntarios,
o seguro por la flecha de Cupido,
nuestras caras se miraron muy de cerca,
frente a frente,
cortos pero intensos segundos pasaron ante nosotros,
me miraste, te miré,
compartíamos las ganas de fundirnos en un beso
pero no pasó nada...
Los días pasaron,
y todos ellos uno a uno compartimos.
y todos ellos uno a uno compartimos.
Te acepto como eres,
me aceptas como soy,
te ríes de mis chistes,
soy paciente con tu mal humor.
Increíbles similitudes nos acercan,
otras tantas diferencias nos recuerdan que somos humanos,
pero aún así tenemos intenciones de querer...
Empatía, hay,
química, llegó,
amor, tal vez habrá,
para siempre, no se si será,
lo único que no evito recordar,
es que desde el día que te conocí hasta hoy,
solo quiero ser mejor...
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