La rutina me consume día a día
esta cruel seguidilla de momentos diarios repetidos
me acorrala y no me deja más que seguirle la corriente
cada veinticuatro horas un inminente ciclo se cumplirá.
Mis días poco a poco van pasando sin nada nuevo que contar
será que estoy perdiendo la emoción ó
es que le hace falta una pizca de amor y locura a mis días?
Quisiera, como en la niñez,
encontrarle a mis 24 horas esas dos de diversión
que hacían que el día valiera la pena.
Quisiera, como en la adolescencia,
encontrarme con ese amor furtivo
y fundirme en ese pícaro beso
que le daba un viso fino de irreal a mi ciclo.
Quisiera, como en la edad adulta,
encontrar repentinamente la mirada
de ése mi futuro hijo entre la multitud al salir del colegio
esa mirada y ése entre brusco y tierno abrazo
que hace que el día parezca un poco menos inexorable.
Quisiera, como en la edad de las canas
esperar ansiosamente tras la puerta
la intempestiva llegada de mi nieto adorado
a casa, esa visita que hace que mi día luzca contemplable.
Quisiera, quisiera quisiera quisiera...
Quisiera tantas cosas para hacer de mi vida
un poco más soportable...
Por ahora solo me conformaré con hacer
en mis 24 horas pequeños momentos
que hagan que mi cíclica e inevitable rutina
luzca aceptable y esperanzadora para el mañana.
Sacerdotiza.